viernes, 27 de junio de 2025

Tupasy ñuguaití

 


Un cálido recuerdo

rescata el alma mía

de la melancolía

en que a veces me pierdo.


Era un día sin frío

aunque julio mediaba

y el pueblo entero estaba

a la orilla del río.


Y yo estaba entre tantos

que esperaban la cita

con la fiel virgencita

entre rezos y cantos.


De pronto, entre el gentío

que colmaba la orilla,

descubrí a una chiquilla

sola, llorando al río.


Verla acurrucadita,

sentada en la barranca,

del corazón me arranca

ternura - infinita.


¿QUÉ TENDRÁN TUS OJOS,

NIÑA DE MI RÍO?

¿LLORAR DE ROCÍO

O ESPUMA DE ENOJOS?


Mas veo que otros ojos

desde la misma orilla

están como a hurtadillas

mirándola de reojo:


son los de un cunumí

descalzo, y de bermudas,

un pescador, sin dudas,

del pueblo de Itatí.


No es chico ya, ni es grande:

justo está el gurisito

en ese umbral bendito

que cuerpo y alma expande.


No le quita los ojos

como si conociera

mujer por vez primera

y unos hondos antojos...


Y la Virgen llegaba,

y él no ve el griterío,

ni la gente, ni el río:

a otra virgen miraba.


¿QUÉ DARÁN TUS OJOS,

MI NIÑA DEL RÍO?

¿FRESCOR DE ROCÍO?

¿CALOR DE SONROJOS?


Las Tunas, 27 de junio del año 2025 de Nuestro Señor.



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