Hoy, 9 de julio, como todos los años, hay entreverados en el corral de mi corazón dos sentimientos pidiendo campo. Son el cariño devoto a la Virgen de Itatí, cuya memoria litúrgica celebramos este día, y el amor a la Patria que cumple un nuevo aniversario de la declaración de su independencia. Hay años en que los dos sentimientos cabrestean a la par por un camino de alegría y se me desbocan en un solo galope de gratitud. Pero este año, más que otros, el amor al país tironea y me hace doler. Y no se me ocurre otra manera de "abrir la tranquera" que pedirle por nuestra Patria a la Virgen.
"Tierna Madre de Itatí", vos resumís en tu "carita de nogal" los rasgos más delicados de la belleza criolla; sos una imagen pura de esa sociedad colonial que nos enseñó a creer en tu Hijo Jesús. Mirando a través de tu femenina "mantilla de ñandutí", redescubrimos, transfigurados, los colores de las "Provincias Unidas" que deberíamos ser. Vos fuiste y seguís siendo un signo de que Dios no está lejos de nosotros, de que Él quiere ser "Ñande Yara" -Nuestro Dueño-, de que los vericuetos del río de nuestra historia no le son ajenos. Virgencita de Itatí, blanca piedra fiel en medio del río corriente, bendecí hoy, una vez más, el agua limpia y profunda de nuestra identidad, para que riegue y empape el corazón de todos los argentinos. Y no dejes, Madre nuestra, que las represas del orgullo, la división y el odio puedan con ella. Amén.
1 comentario:
Alegría tener noticias tuyas, Cristián. Mucho para por estos pagos también. Gracias por el convite.
Abrazo grande
Pablo
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