jueves, 4 de septiembre de 2008

¿Hay lugar para la utopía?


Parece -me cuenta mi amiga g.a.d.- que a Saramago no le hacen gracia las utopías. Dice el escritor que han traído muchos más daños que beneficios, y que si pudiera borraría la misma palabra "utopía" de los diccionarios. Lo cierto es que Saramago no está solo, y que desde hace años se habla del "fin de las utopías".
No se trata de negar ingenuamente todo el potencial nocivo que de hecho tuvo en nuestra historia el empeño por llevar las utopías a la práctica. Pero eso no es culpa de las utopías sino de quienes no supieron entender que justamente las utopías son y deben ser siempre "utópicas": es decir, que siempre han de conservar su carácter de "in-ubicabilidad", de no poder ocurrir, de no poder "tener lugar" aquí y ahora.
Sir Thomas More, el brillante humanista inglés que acuñó el término al publicar su famosa obra "Utopia", conocía más que bien la ingente distancia que separaba la isla del rey Utopo de su propia isla brumosa...
De cualquier modo, me parece que la recurrencia de las utopías en la historia de los hombres es por demás elocuente. El pertinaz recurso a lo utópico manifiesta algo inherente a nuestro ser, un deseo medular y potente. En cambio, la tendencia materialista y divanesca -todavía tan frecuente- de cajonear desde el vamos cualquier deseo de plenitud con el injusto rótulo de "proyección" se me antoja cada vez más intelectualmente insulsa.
En el cristianismo -esto tan irremediablemente paradójico- hay "topos" (lugar) para la "ou-topía". Por poner unos botones de muestra, miremos Isaías 2, 1 y ss.: "Sucederá al final de los días (...) pueblos numerosos con sus espadas forjarán arados, con sus lanzas, podaderas. No levantará la espada una nación contra la otra, no se adiestrarán para la guerra." O Isaías 11, 8 y ss.: "El lobo habitará con el cordero, y el leopardo se recostará junto al cabrito (...) el niño de pecho jugará sobre el agujero de la cobra, y en la cueva de la víbora meterá la mano el bebito recién destetado." O el final del Apocalipsis: "Ya no habrá ninguna maldición (...) Tampoco existirá la noche, ni les harán falta las lámparas ni la luz del sol porque el Señor Dios los iluminará(...)"(22, 3.5). O, mucho más cercanos, los célebres pasajes de los Hechos de los Apóstoles como éste: "Todos los creyentes vivían unidos y ponían todo lo suyo en común: vendían sus propiedades y sus bienes y distribuían el dinero degún las necesidades de cada uno (...) comían juntos con alegría y sencillez de corazón, ellos alababan a Dios y eran queridos por todo el pueblo" (2, 42 y ss.). (Quienes vivimos todos los días en una comunidad eclesial sabemos lo importantes y necesarios que son estos pasajes, y a la vez ¡ay! lo utópicos que son... ).
Es cierto que, al menos desde Feuerbach y Marx, una de las más persistentes críticas al cristianismo ha sido precisamente esa: la de regodearse en la promesa de un utópico "cielo" y de descuidar la tierra y la vida que de hecho tenemos hic et nunc. Después del Concilio Vaticano II (p. ej. Gaudium et Spes, 39) creo que la Iglesia se ha hecho cargo de la objeción: incluso en nuestros días, Benito XVI nos da una linda respuesta a ella en la encíclica Spe Salvi.
La concepción cristiana de la escatología (la plenitud está ya, pero todavía no consumada) puede redimir el género utopía, que sin esta segunda cláusula ("todavía no") puede, por cierto, causar mucho daño. La resurrección de Jesús inauguró ya un "cielo nuevo" y una "nueva tierra": en él, la muerte ya ha sido vencida... Y ¿acaso hay algo más utópico? "La muerte ha sido vencida. ¿Dónde está, muerte, tu victoria?" (1 Co 15, 54-55). ¡Este es el carozo de las utopías! Por otra parte, ¿no vivió Jesús mismo -y enseñó- un tipo de vida bastante utópico ("presenta la otra mejilla", "amen a sus enemigos", las bienaventuranzas, etc.)? Claro: se puede responder que nuestro mundo real y concreto aniquila las utopías, como aniquiló en una cruz a Jesús de Nazareth y en los circos romanos a sus primeros seguidores.
Pero la genialidad de Dios está en que, a diferencia de las "utopías" que Saramago deplora, la "utopía" de la salvación y de la nueva creación en Jesucristo no se saltea el sufrimiento, el pecado y la muerte, sino que los asume y atraviesa. La gran novedad es que, en Cristo, el fracaso es la victoria, la muerte es la vida, la cruz es la exaltación y la gloria. Él ya ha vencido. El "todavía no" es nuestro tiempo de vivir, el "tiempo favorable" y oportuno para que nosotros, libremente, dejemos que el mismo Espíritu de ese Jesús nos lleve por aquel camino que, atravesando la muerte, desemboca en la vida plena.
La verdadera utopía no es, por lo tanto, la que lleva a sacrificar a miles personas con tal de establecer el ideal de la nueva humanidad, sino la que es parida en lo secreto de cada día por aquellos que saben entregar la propia vida por sus hermanos.
En este sentido, no es casual que el inventor de "Utopia", Thomas More, ese fiel canciller de Enrique VIII, pero antes fiel súbdito de Dios, haya identificado su vida con Cristo al punto de morir como él: dando testimonio de la Verdad. Sin duda, sabía muy bien de qué se trataba la verdadera utopía.

30 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi muy estimado Cristián:
Casi termina Ud por convencerme, pero debido a mi terquedad e ignorancia (más ignorancia que terquedad) le retruco, y pido perdón por adelantado.

Pensando en la utopía nos olvidamos de trabajar por lo real, de remar en el bote aquí y ahora. De trabajar con y por las ideas que tenemos, de luchar por cumplir nuestros objetivos, de ponernos metas realizables para poder alcanzarlas y poder así lograr ser mejores.

Si el "fracaso ES la victoria y la muerte ES la vida", seguir tras los pasos de AQUEL que nos guia, es vivir realizando, trabajando y remando y no simplemente soñando.

"Nadie estará triste, nadie tendrá que llorar...", a lo utópico de esta frase yo respondería que prefiero caminar el sendero de la tristeza y las lágrimas de vez en cuando para asi poder valorar los instantes de felicidad y paz que conseguimos y querer volver a conquistarlos ... trabajando y remando.

Un honor para mi estar presente en su blog.

Abrazo.
G.A.D.

Anónimo dijo...

No nos olvidemos de la Segunda Venida! Es parte fundamental de nuestra Fe Cristiana. Cristo vendrá y reinará! Por más santos que seamos, el gozo en la vida presente no tiene comparación con lo que se nos tiene prometido en la Patria Celestial.

Pero no estoy inventando nada eh! Fijese en el catecismo:

"Cristo Señor es Rey del universo, pero todavía no le están sometidas todas las cosas de este mundo (cfr. Heb 2,7; I Cor 15,28). El triunfo del Reino de Cristo tendrá lugar al final de los tiempos, cuando el Señor volverá visiblemente al mundo, con "gran poder y majestad" (cfr. Le 21,27). Antes de esta segunda venida o parusía de Nuestro Señor, habrá un último asalto del diablo con grandes calamidades y otras señales (cfr. Mt 24,20-30; Catecismo, 674-675). Cristo no ha revelado el tiempo de su segunda venida (cfr. Act l, 7)."

Un abrazo,
Karamazov (Me saqué la i porque ahora soy singular)

Anónimo dijo...

Perdón, agrego algo antes de irme a dormir:
En el catecismo anterior al que usamos ahora, que también es válido, dice lo siguiente:

Cuántas son las venidas de Cristo

[2] Dos son las venidas de Cristo, atestiguadas por la Escritura:
1º Cuando por nuestra salvación tomó carne mortal en el vientre de la Virgen María y se hizo
hombre.
2º Cuando al fin del mundo venga a juzgar a todos los hombres (Rom. 14 10; II Cor. 5 10.). Esta
segunda venida es llamada comúnmente en las Escrituras «día del Señor» (I Tes. 5 2.), y su hora nadie la
conoce (Mt. 24 36; Mc. 13 32.). Los fieles deben desear con afecto vehementísimo este día del Señor, de modo
parecido a como los justos del Antiguo Testamento deseaban el día en que el Señor revestiría carne humana.


Un abrazo,

Karamazov

Cristián Dodds (hijo) dijo...

Estimado Karamazov:
Me dejó preocupado por lo de "ahora soy singular". ¿Anda golpeado por el desamor, mi amigo? ¿O la "i" había sido un típico error de tipeo? (disculpe mi ignorancia, pero entuavía no le hice al ruso... ni a Don Stoiésqui).
No piense que me olvido de la Parusía. Creo haber dejado claro que la escatología cristiana -la única utopía en la que nos es dado esperar, y además, la única que nos conviene- es "ya" pero es "todavía no" (nondum): no está consumada, porque su consumación será justamente cuando vuelva Cristo glorioso, y se cumpla lo que todos los días aclamamos: "¡Ven, Señor Jesús!"
¡Lejos de mí querer un cielo inmanente, Karamazov! Justamente en este "nondum" radica la diferencia de la esperanza cristiana con las utopías mortíferas de las ideologías modernas. Soy -hasta donde me da- consciente de que estamos en un "valle de lágrimas", y de que estamos "in via"... Mi concepción de la historia la tiene Ud. expresada en el articulillo anterior "Tardecita de agosto": no estamos en la eterna primavera (eso será la "Patria"), sino todavía en invierno, pero la primavera ya lo tiene herido de muerte y crece, inexorable (¡es el Reino de Dios!), como la semilla pequeña, como el trigo entre las malezas...

Anónimo dijo...

Don Cristián:
Simplemente le saco la "i", porque antes firmaba "Los Karamazov", pero ahora pongo solo mi apellido y hablo por mi nomás.
Sobre la Parusia, no me entieda mal: no dudo de su ortodoxia. Simplemente me parece importante resaltar más ese aspecto que muchas veces está presente pero no suele ser muy protagonista en nuestras especulaciones. La Cruz no es el fin de la historia! Toda la historia de la humanidad tiene un sentido final. Sobre todo en estos tiempos, cuando vemos como el cristianismo se va apagando en muchos corazones, sobre todo en el Viejo Mundo.
Un saludo cordial,

Karamazov

Analía dijo...

Sé que es necesario el lugar para la UTOPIA. No como lugar en donde embobarse y perder de vista el suelo que uno pisa, sino como hrizonte que marca un rumbo y que anima a caminar lo propio y a hacer lo que uno tiene que hacer.
El horizonte como las utopías tienen sentido de ser en esto de ser "inalcanzables", pero a la vez invitadores a que uno los alcance.
No sé si se entienda...
Me gusta el blog, me gustó esta entrada, y la leí varias veces antes de dejar huella. La mía sencilla nomás.

Cristián Dodds (hijo) dijo...

Analía:
Muy de acuerdo, siseñor, con lo que dice... Me encantó la comparación con el horizonte.
Gracias por visitar -por 2a. vez- "Dios y Ayacucho", y nunca se avergüence de la sencillez, que es la marca de los grandes.

Anónimo dijo...

Muy bueno el blog, y muy bueno este post. Por eso, como dice un amigo, "contra utopías, escatología".

In Dómino

GPab dijo...

C. Dodds dijo: "Pero la genialidad de Dios está en que, a diferencia de las "utopías" que Saramago deplora, la "utopía" de la salvación y de la nueva creación en Jesucristo no se saltea el sufrimiento, el pecado y la muerte, sino que los asume y atraviesa. La gran novedad es que, en Cristo, el fracaso es la victoria, la muerte es la vida, la cruz es la exaltación y la gloria."

Ufff ... excelente la idea!!!! Será mi amigo, que cuando el cuerpo sufre, el espíritu se purifica?

Pobre Saramago. Qué reducción simplista de la utopía (¿esperanza?) cristiana. Ojalá Dios le dé la oportunidad que nos ha dado a nosotros: la de amar y sufrir por esa "utopia" que llamada Cielo.

Descendencia de Ioreth dijo...

Estimado Cristián y comentaristas:

Disculpen a este pobre almacenero terciar, pero me he quedado um poco perplejo.

¿Cómo "utopía"? Utopía no es un plan, proyecto, doctrina o sistema "optimista" que aparece como irrealizable en el momento de su formulación.

Creo recordar que el Crisitianismo no lo es.

Cristo ya ha vencido y solo nos pide que esperemos (cada vez menos y acortando los días) hasta que Él vuelva.

Eso no me parece nada utópico.

Un Dios que Volverá y a quien esperamos es algo tan real como los dolores que nos aquejan por mantenernos fieles y expectantes.

Patricio O'R.

PD: Muy bueno el blogg.

Cristián Dodds (hijo) dijo...

¡Oh, Cruz y Fierro, asceta y caballero!:
No puedo dejar pasar sin solemnidá su protocomentario en "Dios y Ayacucho".
Quiero que sepa que fue el suyo el primer "blog" que conocí. Varias veces, buscando cosas en Google, iba a parar a su página: evidentemente nuestros campos de interés muchas veces coinciden. Una de esas veces, desde su blog, decidí "probar" y hacerme yo un blog: y aquí estamos.
Ha de saber también que en no pocas ocasiones no estoy de acuerdo con las ideas de "el blog de cruz y fierro". Pero eso no quita que lo aprecie sinceramente en su anonimato, y que me sienta honrado con su inesperada visita.
Varias veces he tenido la impresión de que nos conocíamos. Ud. sabrá la respuesta.
Y ahora, un favor: me quedé con la intriga de la zamba del almendro... ¿de dónde la saco?

Cristián Dodds (hijo) dijo...

A Don Patrick:
Últimamente, admito que es un poco impropio hablar del Evangelio como de una utopía, concedo. Pero como le dije a Don Pelayo, defiendo poder hablar en el blog menos académicamente que en una revista de teología.
Creo que el Reino de Dios, en cuanto realizado en Cristo, es real, no "utópico"; y en cuanto no consumado ni consumable por otro que no sea el mismo Cristo en su Parusía, sí es "utópico" en el sentido de "irrealizable" del todo, hic et nunc.
Le agradezco por su identidad translúcida, en medio de esta avalancha de seudónimos: ¿nos une the Irish blood?

Cristián Dodds (hijo) dijo...

Tau:
Cuando el cuerpo sufre, el espíritu sufre. Y capaz que no se purifica nada, porque el dolor y el sufrimiento son en sí mismos malos y dañinos. Sólo pueden "hacer bien" si se viven como los vivió Jesús: por amor, unido a Dios. Cuando, sólo así, el dolor se vuelve Cruz, cambia la cosa.
Algo de esto expuse en un articulillo de principio de año llamado "El paisano de Cirene", si le interesa.
Y en defensa de Saramago (o de su manoseada cita que me atreví a hacer), no creo que él estuviera pensando en el Evangelio, sino en las utópicas ideologías políticas de desparramaron muerte en el siglo XX.
Atte., y gracias por su visita.

Anónimo dijo...

Muchas gracias estimado. Ojalá pudiese yo escribir como usted.

Borré el comentario cuando me di cuenta que ya no estaba la canción disponible. Igualmente, le dejo el link porque el sitio vale la pena: http://elchalchal.com.ar/

In Dómino

GPab dijo...

Amigo Cristian: respecto a Saramago le declaro que no he leído absolutamente nada de él. Sólo opiné con respecto a la cita que Ud. utilizó. Aunque leyendo su respuesta creo que su corrección es muy acertada. Descuidé el contexto en el cual se enmarcan sus declaraciones.

Respecto del dolor, propio o relacionado con alguien cercano (que también termina siendo dolor propio), coincido que en sí mismos son malos (como mínimo desagradables), aunque creo que la actitud que uno tome frente a él, pueden ser caminos de santificación y/o purificación personal, como lo fue para tantos santos y santas.

Muy lindo su blog.

Descendencia de Ioreth dijo...

Nos une, aparcero, nos une.

Y no solo de "irish roots" vive el hombre.

También comparto el amor por nuestro campo, (podría -plagiando este- hacer un blogg que se llamé "Dios y Pehuajó").

Un saludo
Patricio O'R.

Natalio Ruiz dijo...

Muy bueno todo.

Yo afinaría un poco más el concepto de utopía, me parece que se están mezclando algunas cosas con el mismo nombre.

Puntualmente distinguiría con mayor precisión la utopía de la virtud teologal de la esperanza.

Repetos (sobre todo por Ayacucho).

Natalio

Cristián Dodds (hijo) dijo...

Hombrecito del sombrero gris:
Tiene razón, pero reivindico una vez más el poder hablar de manera no formal: no publicaría esto en una revista de teología.
Sientasé bienvenido. Me encanta su respeto por Ayacucho (espero que no le falte el respeto a Dios...). Mire todo y quédese con lo que le guste, y si encuentra su propio Ayacucho (como hizo Don Patrick O'R.) no estará lejos de Dios.

Anónimo dijo...

Don Cristián, está preparando algo interesante en la cocina?

Un abrazo,

Karamazov

Cristián Dodds (hijo) dijo...

Estimado Karamazov:
Ud. mismo podrá inducir que más o menos publico dos articulillos por mes... muchos de los cuales son escritos viejos... ¿Qué vamos a hacerle? É lo que hay...
Pero ya va a venir algo al magín.

Anónimo dijo...

Anímate ya, Cristián: como decimos en España, lo mejor es enemigo de lo bueno.

Un saludo con expectativa.

Anónimo dijo...

Buenas!
Vengo del wanderer y vi que un tal Fitzcarraldo trasnochado lo tildó a ud de liberal. Le aviso por si no está enterado.

Un abrazo,

Karamazov

Cristián Dodds (hijo) dijo...

Y es que soy liberal... para él, y tradicionalista para otros. Para mí que me tilden de cosas contrarias es buena señal. Ya le contesté, pero no sé si Wanderer publicó mi respuesta. Karamazov: ¿Ud. siempre se dedica a las pesquisas cibernéticas?

Anónimo dijo...

Es que paseaba por el Wanderer y encontré la agresión. Me pareció un buen gesto avisarle.
A propósito, lo acaban de actualizar con un par de posts muy jugosos.

Karamazov

Don Pelayo dijo...

Sr. Karamozov, ¿su función aquí es avisarle al Sr. Dodds los updates de Wanderer?

Anónimo dijo...

don pelayo, a qué apunta?

Karamazov

Don Pelayo dijo...

Karamazov,
No apunto a nada más allá de lo evidente de mis palabras. Este blog tiene suficientes cosas de interés como para ser puente hacia el blog del amigo Wanderer.
Por otra parte, el amigo Cristián sabe encontrar ese blog solo en caso que haga falta defenderse. Y varios hemos salido a la defensa de su honra ante la agresión de un fulano.
No hay nada oculto Karamazov; pero cuando veo que hay un comentario nuevo en el blog acudo a leerlo y me resulta frustrante que sea un simple "Cristián, hay un chico en malo en Wanderer que dice que sos progre y liberal".
Va con toda la buena onda Karamazov. Le ruego que no se enoje.
A propósito, ¿ya a ha descubierto quién soy?

Anónimo dijo...

don pelayo,
Sí, me enojo. Le cuento que su moralina me tiene bastante harto. Sobre su identidad, no entiendo porqué tiene tantas ganas de generar suspenso. Si no quiere revelarla, allá ud.
Se nota que ud. quedó resentido por aquella averiguación que hice de su persona. Le cuento que no tenía otro fin más que mostrar la razón por la cual había entrado a este blog a criticar la exposición de don Cristián: pura mala costumbre.

Karamazov

Anónimo dijo...

Don Pelayo, le debo una disculpa por mi último comentario. En caliente a veces uno se deja llevar por la bronca.
Disculpe y acepto su crítica.

Karamazov (¿cuál de ellos? Depende el día...)

Ramiro Santurio dijo...

Cris, me gustó mucho tu texto acerca de las utópías. Y estoy de acuerdo con vos en muchas cosas.
Te acordas del trabajo de filosofía contemporánea que hice para marisa, en el que tomaba como fuente principal la obra "the final cut" de Pink Floyd? Esa obra trataba del sueño de Post guerra, una especie de utopía que algunos vendieron como la verdad pero que nunca llegó. Esta ausencia habría causado al personaje de la obra una especie de desesperación que lo deja con una personalidad escindida. Es que muchas veces los dirigentes utilizan las utopías para movilizar a la masa hacia un lugar haciendose que se olviden del sufrimiento del presente; es lo mismo que el sugar Candy Mountain del "animal farm" de Orwell, y muchas veces creo que las utopías de la Biblia corren por ese camino. Si el destino al cual estas te mueven es bueno pueden ellas también serlo, pero muchas veces son sus medios tan difíciles de alcanzar que se hacen frustrantes, la frase que elige Roger waters es una ideomatic expression inglesa que dice "the pie in de sky was too high". Las utopías muchas veces suelen ser peligrosas porque mueven al hombre a darse todo por una causa que muchas veces es ajena, y tienen también un contenido idológico tan fuerte que pueden cegarnos. De más está decir que hay gente, sobre todo presbíteros que venden las utopias como eutopias.
te mando un abrazo! Rami.